Todos conocemos esa molestia que se siente al tener picazón. Nuestro reflejo inmediato siempre es el mismo: rascar con firmeza hasta que se calme, incluso ignorando a nuestras abuelas que dicen que eso puede dejar marcas o lastimar la piel . Pero si no puedes rascarte ese brazo o pierna por alguna razón, rascarte el otro puede calmarlo si engañas a tu cerebro con una ilusión óptica.