Existe la creencia muy difundida de que, si uno está triste o de mal humor pero se obliga a sonreír, su estado de ánimo mejora. Parece una de esas cosas que nos diría nuestra abuela, pero tiene una cierta base científica, o la tenía. Un nuevo estudio acaba de descartar la idea.

El estudio original se basaba en un experimento psicológico llevado a cabo en 1980 que pedía a una serie de participantes calificar lo graciosas que encontraban unas tiras cómicas mientras sostenían un bolígrafo con los labios o los dientes, lo que obligaba a la cara a adoptar una postura de enfado o de sonrisa. El estudio puede parecer poco riguroso, pero sirvió de base para que el psicólogo alemán Fritz Strack, de la Universidad de Würzburg, planteara la hipótesis de la respuesta facial. La teoría no tardó en llegar al imaginario popular ávido de soluciones caseras milagrosas para mejorar su estado de ánimo.