Foto: Aileen Cynthia Amurao / SWNS

Diez años. Ese es el tiempo que un pescador filipino ha estado durmiendo sobre 100 millones de dólares sin saberlo. El pescador, que ha preferido mantenerse en el anonimato, encontró una perla de 34 kilos de peso y la guardó en su casa (una cabaña en la playa) para que le diera buena suerte. Esa buena suerte llegó en forma de un incendio que ha devorado su hogar hasta los cimientos.

No es ironía. Si no hubiera sido por el incendio probablemente nunca hubiera descubierto el valor de lo que tenía en casa. Tampoco se le puede culpar mucho por ello. La perla se parece muy poco a lo que cualquiera entiende por una de estas gemas. Se trata de una masa informe de nacar puro de 67 centímetros de largo y 30 de ancho. Su valor peliminar en el mercado es de 100 millones de dólares, aunque los gemólogos aún tienen que realizar una tasación definitiva.

El pescador encontró la perla por pura casualidad. Al echar el ancla durante una tormenta, esta se atascó en lo que al principio parecía una piedra. Al sumergirse para soltarla, el pescador se percató de que era una almeja gigante y decidió llevársela. La perla apareció en el interior del animal.

Vista aérea de Puerto Princesa, en la isla de Palawan, Filipinas. Foto: Jacques Beaulieu / Flickr, bajo licencia Creative Commons.

Eso ocurrió hace 10 años. Todo ese tiempo, la perla ha reposado tranquilamente bajo la cama del pescador como un amuleto contra los malos espíritus. Cuando su cabaña se incendió, la perla fue de los pocos objetos que sobrevivió a las llamas. Un oficial de Puerto Princesa, en la isla filipina de Palawan, reparó en ella y la llevó a analizar. Según la responsable de turismo de Palawan, Aileen Cynthia Amurao, la idea es que la perla sea expuesta en la ciudad como un reclamo para el turismo. Aún no se ha hecho público si el pescador que la encontró recibirá algún tipo de recompensa por su hallazgo.

La perla ha destrozado el récord que hasta ahora ostentaba la Perla más grande del mundo, llamada perla de Lao Tzu, una gema de 6,4 kilos que también apareció en Palawan y que se tasó en 35 millones de dólares. Actualmente puede verse en el Museo Ripley’s de Nueva York. [vía Daily Mail ]


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