Foto: erik forsberg / Flickr, bajo licencia Creative Commons

Te sirves una deliciosa cerveza, la dejas demasiado rato sobre la mesa y ya no hay quien se la beba. Se ha calentado y tiene un sabor rancio muy desagradable. La cerveza se pone mala con rapidez a temperatura ambiente, pero la causa de ello no es el calor, sino la luz.