Foto: Alpha / Flickr, bajo licencia Creative Commons

Un puesto de comida abierto a altas horas de la madrugada rodeado de una corte de personas comiendo como si no hubiera un mañana. La escena se repite en todos los rincones del mundo por una buena razón: beber mucho alcohol da mucha hambre. Un nuevo estudio ha descubierto por qué.

Cualquiera podrá decir que investigar eso es una pérdida de tiempo. Basta con abusar de las cervezas para comprobarlo empíricamente. Sin embargo hasta ahora no se había descubierto el mecanismo exacto por el que el cerebro dispara todas las alarmas del hambre después de una ingesta de alcohol excesiva. De hecho, es un poco contrario a la lógica porque el alcohol ya tiene un montón de calorías. Que nuestro cuerpo nos pida aún más no tiene mucho sentido.