Imagen: Pixabay

Si sientes unas irrefrenables ganas de matar cuando oyes a alguien masticando chicle, probablemente sufras de misofonía. El término fue acuñado en el 2000 para describir la intolerancia a determinados sonidos cotidianos. Ahora un grupo de científicos ha encontrado una base física para este trastorno neurológico.